El destino del Perú, pende de un hilo.
La hija de Fujimori, el más corrupto criminal de los
presidentes peruanos, parece encabezar las encuestas y es posible que se ciña
la banda presidencial, si no hacemos algo para impedirlo.
El poder mediático ha jugado un papel preponderante en
este desafuero de los sentidos. La consigna fue sacar del juego a
Ollanta Humala para que la hija del ultra corrupto
continuara la política de su padre y se alzara con el poder, con buenas o
malas artes.
Las gente común y corriente parece olvidar que ella
formó parte del gobierno del fujimorato y que por acción o u omisión fue
cómplice de la corrupción.
El tiempo de la violencia le costó al Perú 60 mil
muertos, y el peso de esta barbarie reclama algún tipo de retaliación para que
las heridas cicatricen.
Las armas las pusieron los hombres del gobierno, los
terroristas y los tontos útiles que no se percataron del abismo al que
nos precitaban. Los muertos los puso el Perú.
No hay que ser un augur o un adivino
para pronosticar que, si gana Keiko (con k de krimen) la diputa se librará a
balazos y comenzará nuevamente el baile de los muertos y desaparecidos y, es
posible, que hasta estalle una guerra civil debido a la desmesura del odio
acumulado.
Otro punto importante para la reflexión, es el sentido
del proyecto transnacional promovido por el descarado fujimorista Hernando de
Soto que trata de pasar gato por liebre con el asunto de los derechos de
propiedad.
Bien sabemos que la mayor parte de los campesinos,
particularmente de la amazonía, poseen la tierra por derecho adquirido por sus
comunidades desde siempre. Este hecho macizo nadie se atreve a discutir.
Mister de Soto pretende despojar de sus tierras a los
campesinos con el pretexto de “legalizar” la propiedad de sus
comunidades, dándoles un papel que les permita vender, pignorar o rematar sus
“propiedades”
Es obvio que el escondido propósito del hiper
publicitado economista, es despojar de sus tierras a la gente pobre facilitando
la venta de sus parcelas a precio de huevo, y recomponer el latifundio con las
tierras adquiridas para las transnacionales.
Es decir: Estamos a punto de precipitarnos al vacío si
esta caterva de sinvergüenzas se alza del premio mayor.
Que Dios nos coja confesados.
Federico García H.
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